Otra de Torrico, esta vez intentó sacar un reproductor de DVD del penal
25/09/2017. Noticias sobre Justicia > Noticias de Argentina
El asesino, condenado a perpetua por matar a Melanie y Octavio Leguina, protagonizó otro incidente que pone en dudas los límites de su encierro
Ya cerca de los 50 años, de los cuales casi 20 los pasó tras las rejas, Marcelo Alejandro Torrico, uno de los asesinos más despiadados que tiene Salta alojado en el Penal de Villa Las Rosas, parece no perder las mañas, pues en los últimos días volvió a protagonizar un nuevo incidente que no hace más que volver a poner en dudas el régimen carcelario bajo el cual se encuentra.
De manera exclusiva, ElIntra.com.ar pudo tener acceso a un documento que revela un intento de este doble homicida por sacar de su calabozo un reproductor de DVD, aparato que más allá de centrar el interés de por qué se quería desprender del mismo, llamó la atención respecto a la tenencia del mismo dentro de un lugar en el que debería estar privado de tal lujo.
Esto no es todo, pues habría otros hechos más que salieron a luz a partir de un cruce entre este criminal y uno de los guardias que lo custodia dentro del Pabellón “R”, en la Unidad Carcelaria 1, donde Torrico, con el correr de los años, parece haber “aggiornado” a su propias necesidades.
Torrico, como se sabe, se encuentra alojado en el penal a fin de cumplir una condena de prisión perpetua por los asesinos de los hermanitos, Octavio y Melanie Leguina, de 7 y 9 años, ocurridos el 3 de mayo del año 1998, luego de raptar a los menores cuando estos salían de un comedor comunitario en la zona oeste de la ciudad.
Junto a José Luis Brandán, cómplice de estos crímenes, Torrico, en ese entonces un joven rubilingo, trasladó a los niños hasta la zona de Villa Rebeca, en La Silleta, donde abusó de Melanie y luego mataron a ambos hermanitos.
La desaparición de los hermanitos movilizó a toda la ciudad y sumió a todos los salteños en una gran indignación y conmoción, cuando finalmente los cadáveres de los menores fueron hallados en un pastizal de Villa Rebeca.
La investigación no tardó en llegar a Torrico y Brandán, quienes fueron detenido y llevados a juicio en la ex Cámara 3 del Crimen, en diciembre del año 1999, donde los jueces, Susana Salico de Martinez, Antonio Morosini y Alberto Fleming, lo condenaron a la pena de prisión perpetua.
Aunque nunca quedó claro el móvil de los crímenes, en el común denominador de los salteños se mantuvo el rumor de que los asesinatos serían una “venganza” en contra de su padre, Miguel Leguina, por un supuesto asunto de comercialización de drogas.
Un gran poder de convencimiento
A diferencia de Brandán, este asesino no renunció al delito y desde adentro del penal, comenzó a tejer un complejo entramado que le dio la libertad el primero de enero del año 2006, cuando se fugó del penal de Villa Las Rosas junto a Diego Enriquez, un preso con mucha menor sagacidad, quien fue detenido a los 17 días de la fuga.
Torrico, en tanto, volvió a caer preso el 30 de agosto, o sea ocho meses después, y no por la sagacidad de la policía en encontrarlo, sino por un error de este propio criminal, al intentar robar un teléfono celular.
Su fuga, en tanto, fue el resultado de una mafia carcelaria que el propio Torrico gestó y se aprovechó, la misma que le permitió determinados artículos de lujo dentro del penal de Villa las Rosas, como una pileta de local, Pelopincho, la cual reclamó cuando regreso a su celda.
Según los estudios psicológicos y psiquiátricos realizados, Torrico es dueño de un poder de convencimiento pocas veces visto, pues ha logrado a lo largo de todos estos años obtener distintos bienes, siempre a costa de los guardias que lo custodian.
De esta manera, este doble homicida logró armar una red de favores y compensaciones, en especial entre los guardicárceles, quienes poco a poco se convirtieron prácticamente en dependientes de este doble homicida, quien con un poco de dinero obtuvo gran poder dentro del penal.
Por su fuga, la dirección del penal fue descabezada y varios jefes carcelarios fueron procesados por conformar una mafia carcelaria, hecho que marcó un antes y después respecto a la tarea interna del personal del Servicio Penitenciario de la Provincia.
Teléfonos celulares
En marzo del año pasado, en tanto, Torrico volvió a ser noticia, cuando salieron a luz fotografías suyas junto a otro doble homicida famoso, Gustavo Lasi, condenado también a prisión perpetua por los asesinatos de las turistas francesas, Houria Moumni y Cassandra Bouvier, ocurrido en la Quebrada de San Lorenzo, en el año 2011.
Los dos criminales aparecían vestidos con el uniforme carcelario de los guardias que lo custodiaban. Esto no fue todo, ya que los asesinos posaban en las fotos con la “V” de victoria y con puñales, haciendo gala del poder que supo gestar a costa de los guardias.
La Ley 24.660, sostiene que la “ejecución privativa de la libertad, en todas sus modalidades, tiene por finalidad lograr que el condenado adquiera la capacidad de comprender y respetar la ley, procurando su adecuada reinserción social”.
Para ello, el Servicio Penitenciario está facultado para ejercer las medidas necesarias suficientes y apropiadas, sin embargo y hasta el momento, Torrico no ha probado aún nada de eso, pues siempre supo gozar de un trato diferenciado dentro del penal.
En ese entonces, en el pabellón “M”, Torrico transformó su lugar de encierro en un sector “VIP”, donde gozaba ciertos lujos, como un TV Led y un equipo de música, entretenimiento que incluso llegó a ser amparado por la justicia local.
Además de las fotos, que fueron más que escandalosas, a Torrico se le secuestraron varios teléfonos celulares, otro lujo que no le correspondía, y por el cual se inició una causa penal en contra de los guardias de ese pabellón.
¿Nuevos llamados?
En el documento al que tuvo acceso Elintra, se pudo saber que en los primeros días de septiembre, Torrico intentó que un familiar suyo se llevara un reproductor de DVD que poseía en su celda, esta vez en el pabellón “R”.
El traspaso de dicho aparato no se pudo cumplimentar debido a la negativa de un guardia, hecho que enojó a Torrico, quien estrelló el reproductor en el piso, tras lo cual comenzó a suscribir notas de queja en contra de su custodio.
El guardiacárcel, en tanto, no se quedó callado y respondió a los planteos de Torrico con una serie de acusaciones, entre ellas algunas relacionadas a “ciertos llamados” realizados por este doble homicida a algunos medios de difusión, lo que indicaría que aún cuenta en su poder con teléfonos celulares.
Por otra parte, el hecho de que tenga un reproductor de DVD generó más interrogantes en torno a la pena privativa a la que debería estar sometido, y no a ciertos beneficios que, al parecer, sigue gozando a casi 20 años de los asesinatos de Octavio y Melanie Leguina.
Fuente: El Intra