Lucha contra un usurpador que le cerró el fondo de su casa
25/01/2024. Noticias sobre Justicia > Noticias de Salta
La mujer, de 64 años, no puede desalojar a un vecino que le tomó parte de su terreno. Ella tiene títulos de propiedad y paga los impuestos, pero no es escuchada. "Yo vivo aquí hace cuarenta y cinco años y tuve una sola hija, que ahora me acompaña
En las alturas del barrio Floresta una humilde mujer de 64 años lucha a brazo partido con un vecino que le usurpó todo el fondo del terreno, utilizando para tal fin una malla metálica electrosoldada y chatarra que amontonó para que la mujer no pueda ingresar a ese sector de su propiedad.
Tras esta maniobra, el vecino de marras comenzó la construcción de una vivienda, desoyendo a la mujer, que desde el 2020 le pide por favor que le desaloje el predio. Tras impedir la visibilidad con chapas y chatarra de más de dos metros de altura, comenzó a edificar sobre la salida opuesta de la propiedad y hace oídos sordos al reclamo de la vecina.
La mujer aseguró que hace tres años, cansada de ir y venir a la policía, decidió demandar al usurpador, pero hasta ahora nadie la escuchó.
La damnificada, Felicidad Zenteno (64), dijo ayer a El Tribuno: "Yo le pido a la Justicia que se acerque, que venga un auxiliar fiscal y que me autorice a sacar esa cantidad de chatarra con la que me cerró el paso a mi propiedad, porque yo tengo papeles que así lo ameritan y no puedo pelear como un hombre contra esta gente, apenas puedo ya con mi vida", dijo angustiada Felicidad.
Luego aclaró: "Yo vivo aquí hace cuarenta y cinco años y tuve una sola hija, que ahora me acompaña. Junto con ella nada podemos hacer frente al atropello que sufrimos a diario. Es un verdadero saqueo lo que me están haciendo y absolutamente nadie nos escucha. Acaso los títulos de propiedad no valen en Salta", denunció Felicidad Zenteno.
"La verdad es esa. Por eso quiero y le pido a la Justicia que venga, que vea lo que estoy sufriendo, que ya no puedo ir y venir a la comisaría y a la fiscalía. Necesito que venga la Justicia y la fuerza pública y que me devuelvan mi propiedad. Yo soy la primera que llegué aquí hace medio siglo. Subía a través de sendas entre la maleza. Buscaba agua desde el asilo de ancianos y la acarreaba a pulso a las alturas para criar a mi hija, sola.
Hoy ya no puedo ir y venir, ya no puedo ni buscar leña porque todo el cerro fue devastado. Pero sí quisiera que mi esfuerzo de décadas, reconocido en las escrituras y en la cédula parcelaria, sea respetado. Es poco, pero es mi orgullo", reflexionó.
Luego relató: "Un día vino la policía. Me dijo que iban a poner una consigna para que el usurpador no avance más. Nunca llegó, pero en cambio el vecino comenzó a tapiar y por poco nos agrede cuando le hicimos parar la obra. Somos dos mujeres, no podemos pelear a piedrazos o a garrote, le pedimos por favor a la Fiscalía que nos ayude, para que no me roben el lugar donde mi hija quiere edificar su casita desde hace ya dos años.
Luego graficó: "Cuando quisimos hacer los cimientos este hombre vino y construyó una barricada de chatarra que nosotras no podemos sacar y nos partió la propiedad en dos", denunció la afligida mujer.
"Esa gente no tiene ninguna necesidad de terreno, porque robándole los fondos por la fuerza a sus vecinos consiguió salir a dos calles en una propiedad tipo L".
"Nadie le puede decir nada, él es el puntero político de esta zona de Floresta y cada vez que le reclamamos o le pedimos que desaloje nuestra propiedad nos maltrata y no nos da ninguna solución".
"Nosotras queremos construir una pequeña casita para mi hija y mis tres nietos en ese lugar y este hombre nos impide ejercer ese derecho legítimo fundado en necesidad".
"Y así, seguimos amontonados en dos piezas: mi hija con sus tres hijos, ya mayorcitos, y yo, que tengo edad ya para descansar y no para pelear por un pedazo de tierra que me pertenece", dijo apenada la sexagenaria mujer. "Yo fui la primera mujer que se animó habitar 'sola' las alturas del barrio Floresta, hace ya cuarenta y cinco años", merezco respeto.
Fuente de la Información: El Tribuno