Los secuestros que reconoció ante la justicia el padre del futuro ministro de Defensa
01/12/2025. Noticias sobre Justicia > Noticias de Argentina
Como jefe del Regimiento de Infantería Mecanizada 7 de La Plata, Presti padre tuvo responsabilidad directa en los secuestros de los estudiantes de la Noche de los Lápices y en la apropiación de Clara Anahí, la nieta de “Chicha” Mariani
Roque Carlos Alberto Presti reconoció que el 24 de marzo de 1976 recibió de la “superioridad un listado de personas a detener”. ¿Cuántas? Allí, le falló la memoria. El número fue impreciso: entre 60 y 75. Eso fue lo que el padre del actual jefe del Ejército y futuro ministro de Defensa, Carlos Presti, declaró en 1987 ante la Cámara Federal porteña, la misma que había condenado a prisión perpetua a Jorge Rafael Videla y Emilio Eduardo Massera. Como jefe del Regimiento de Infantería Mecanizada 7 de La Plata, Presti padre tuvo responsabilidad directa en los secuestros de los estudiantes secundarios de la Noche de los Lápices y en el operativo que terminó con la apropiación de Clara Anahí, la nieta de María Isabel “Chicha” Chorobik de Mariani.
Los Presti son una familia de militares. La historia comenzó con Pedro Agustín Presti, abuelo del actual jefe del Ejército. Su padre, Roque Carlos Alberto Presti, nació en 1930, el año del primer golpe de Estado del siglo XX. Ingresó al Ejército e hizo su carrera dentro del arma de infantería. Pasó a retiro con el grado de coronel.
Roque Presti tuvo dos hijos varones: Carlos –nacido en 1966– y Daniel –nacido en 1968–. Solo Carlos siguió la carrera militar. Ambos estaban en la escuela primaria cuando su padre fue designado jefe del Regimiento de Infantería Mecanizada 7 de La Plata en diciembre de 1975. Era cuestión de meses para que llegara el golpe de Estado.
El 24 de marzo de 1976, Presti recibió la orden de salir a detener personas. Y así lo hizo. Reconoció sus detenciones ante la Cámara Federal porteña el 9 de abril de 1987, cuando fue llamado a indagatoria por los crímenes cometidos durante la última dictadura en la causa 450 (Primer Cuerpo de Ejército).
En ese momento regía el Código Obarrio, que establecía que un juez dictaba un procesamiento y después llamaba a indagatoria al acusado. Luego resolvía su prisión preventiva. Por eso fue que Presti –padre– llegó procesado a la declaración y salió detenido. Según consta en las actas a las que accedió este diario, el coronel quedó alojado en dependencias del Ejército en el barrio de Palermo.
Fue particularmente elusivo en su declaración. Tras leer los cargos por los que estaba procesado, buscó mostrarse ajeno a los centros clandestinos de detención, particularmente a uno. “En la mayoría de los casos que se presentan, figura un lugar llamado La Cacha, que para no ser repetitivo a medida que vaya tratando los demás temas, manifiesto desconocerlo”.
La Cacha funcionaba frente a la cárcel de Olmos, en edificios que habían sido parte de la planta transmisora de Radio Provincia. Era una de las zonas comprendidas dentro del Área 113, bajo jurisdicción del Regimiento de Infantería 7. De hecho, la Cámara le preguntó si la planta de Radio Provincia no estaba bajo su órbita y Presti hizo todo lo posible para hacerse el desentendido.
El regimiento a su cargo tenía jurisdicción en distintos partidos, como La Plata, Florencio Varela, Berazategui, Brandsen y San Vicente. Hubo múltiples centros clandestinos en esa zona.
En las fichas de inteligencia confeccionadas el 16 de septiembre de 1976, tras los secuestros de los chicos de la Noche de los Lápices, se consignaba que la zona correspondía al Área 113. Y que el “grado de peligrosidad” de las víctimas era mínimo.
El 24 de noviembre de 1976, hubo un operativo descomunal en una zona periférica de La Plata. En la casa de la calle 30, las fuerzas conjuntas asesinaron a cinco militantes. Entre ellos, a Diana Teruggi, y se llevaron a su hijita de tres meses, Clara Anahí, buscada desde entonces por su abuela “Chicha” Mariani, cofundadora de Abuelas de Plaza de Mayo. En marzo de 1977, el jefe del Área 113 –es decir, Presti– le envió una carta a “Chicha”.
Durante la indagatoria ante la Cámara Federal, el juez León Carlos Arslanian lo interrogó particularmente sobre su vinculación con los asesinatos de los militantes Dardo Cabo y Rufino Pirles, ejecutados en un traslado desde la Unidad 9 de La Plata. Insistentemente, Presti dijo que estaba de vacaciones en enero de 1977.
Arslanian, molesto, le preguntó si quería que le leyera los papeles que llevaban su firma y se referían a lo que había pasado con Cabo y Pirles. El coronel tragó saliva y contestó: “Cómo no”.
Unos años antes, en mayo de 1983, Presti había aparecido en una nota del diario La Nación. Había sido mencionado en una denuncia que hacía Guillermo Patricio Kelly contra Lorenzo Miguel, dirigente de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), en la que se hablaba de un tiroteo en el que supuestamente había intervenido el jefe del Regimiento 7. “Durante mi jefatura (diciembre 1975 a diciembre 1977) se han sucedido tiroteos en la ciudad con frecuencia variable. En alguno de ellos he estado presente, en otros no. En el que se hace referencia en la publicación, no recuerdo haber estado ni que se haya producido”, se atajó.
El nombre de Roque Presti fue mencionado por familiares y sobrevivientes que declararon ante la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep). También por el expolicía Juan Carlos Urquiza.
Roque Presti murió en 1993, en plena era de impunidad. Pasaron muchos años y, sobre todo, la reapertura del proceso de justicia, que tiene más de 1200 condenados. Pero, más allá de todo lo transcurrido, no se conoció que su hijo –actual jefe del Ejército y futuro ministro de Defensa– haya repudiado los crímenes de su padre. Por el contrario, festejó que el Gobierno diga que llegó el fin de la “demonización” de las Fuerzas Armadas.
Fuente: Página 12
Fuente de la Información: Resumen Latinoamericano