Homenaje a las víctimas de la Masacre de Trelew
23/08/2025. Noticias sobre Justicia > Noticias de Salta
El recuerdo de la salteña Ana María Villarreal. La tumba de la artista y militante revolucionaria salteña fue escenario de un nuevo recordatorio homenaje a los 16 jóvenes asesinados por la dictadura de Lanusse.
Una vez más, la memoria unió a Trelew con Salta, a pesar de los más de 2.200 kilómetros que las separan. La memoria, con su carga de amor, acortó esa distancia. Fue el motor que movió ayer a un grupo de personas a reunirse en el Cementerio Municipal de la Santa Cruz, en la ciudad de Salta, frente a la tumba de Ana María Villarreal de Santucho, la Sayo o Sayito, para recordar a los 16 jóvenes militantes políticos asesinados el 22 de agosto de 1972 por la represión estatal.
"Que las vidas de estos compañeros sirvan de ejemplo para esta juventud descreída”, deseó Elena Rivero al iniciar las palabras con las que se homenajeó a las mujeres y hombres asesinados por la autodenominada "Revolución Libertadora", rebautizada con más acierto como "La Fusiladora".
El 15 de agosto de 1972, integrantes de las tres organizaciones armadas operativas en ese momento, el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), Montoneros y las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP), pusieron en práctica un plan de fuga del penal de Rawson. De los 25 presos políticos que participaron de esa acción, solo seis, los jefes, que iban en la primera tanda, lograron llegar al aeropuerto en Trelew, tomar un avión y escapar a Chile; los 19 restantes, que iban en una segunda tanda, llegaron tarde y, ya sin posibilidades de huir, se entregaron bajo promesa de seguridad. Sin embargo, fueron fusilados en la Base Almirante Zar en la madrugada del 22 de agosto. Aunque el ataque fue sobre los 19, tres lograron sobrevivir.
La unidad de las organizaciones
Esas 16 personas asesinadas fueron recordadas ayer en Salta. Cuatro mujeres, Ana María Villarreal, Clarisa Lea Place, María Angélica Sabelli y Susana Lesgart, y doce hombres: Alejandro Ulla, Alfredo Kohan, Carlos Alberto del Rey, Carlos Astudillo, Eduardo Capello, Humberto Suárez, Humberto Toschi, José Ricardo Mena, Mariano Pujadas, Mario Emilio Delfino, Miguel Ángel Polti y Rubén Pedro Bonnet.
Elena Rivero, militante de derechos humanos histórica, recordó que a pesar de su juventud, "estaban dispuestos a jugarse la vida por una idea revolucionaria. Hoy vemos a los jóvenes descreídos de la política votando a un mamarracho como el que tenemos de presidente y como que parece que no hay esperanza, pero nosotros creemos que todas estas historias de lucha de nuestro pueblo en alguna forma perviven, por eso es que seguimos peleando por memoria, por verdad y por justicia”, afirmó.
Tras décadas de lucha, en 2012 la Justicia declaró la Masacre crimen de lesa humanidad y condenó a prisión perpetua a Emilio Del Real, Luis Sosa y Carlos Marandino como autores de 16 homicidios y tres tentativas.
Blanca "Nenina" Lezcano, otra histórica militante, hizo un repaso histórico. Recordó que las personas detenidas en Rawson habían sido apresadas después del Cordobazo, del Tucumanazo, y otras manifestaciones sociales que se fueron replicando en las provincias, como el Rosariazo y el Salteñazo. Y destacó que las organizaciones armadas se formaron del 66 al 72, "para resistir todos los golpes de estado en América Latina".
Dirigentes y militantes de esas organizaciones fueron detenidos en distintos lugares del país. Muchos fueron trasladados a la cárcel de Rawson. Lezcano resaltó que en las cárceles "empiezan a coordinar acciones las distintas organizaciones armadas" que actuaban por separado. “Ahí empiezan a hacer coordinación, en las cárceles empieza la unificación de las luchas armadas”, sostuvo.
Armar lazos de hermandad
El acto tuvo la particularidad de contar con la presencia de un militante de las Juventudes Comunistas de Chile, Hernán Ramírez, quien hizo un repaso de la fuga vista desde aquel país.
“La llegada de los compañeros a Santiago de Chile no fue accidental”. “La operación de la fuga se hace desde adentro hacia afuera. Hubo muchos correos humanos hacia Chile, tantos que seis días antes de la fuga ya estaba el avión de Cuba en Santiago de Chile”, recordó.
Ramírez puso énfasis en “cómo se necesitó de la voluntad y de la fuerza moral que se contaba en ese momento histórico para que compañeras y compañeros hicieran el trabajo más fino de la fuga. Primero, el avión”. Resaltó en ese sentido también el cálculo que se hizo sobre el avión que se secuestró, del que sabían que tenía combustible suficiente para llegar a Santiago de Chile.
"El presidente Salvador Allende sabía de la fuga”, afirmó antes de reseñar que la salida de los presos políticos argentinos desde Santiago a Cuba, en un avión llegado seis días antes, “Significó un grave problema para el gobierno de Allende" porque le implicó que "la derecha reaccionaria golpeara más duramente" a su gobierno, que "lo acusaban de estar de acuerdo con terroristas y con el secuestro del avión”.
Ramírez sostuvo que esta acción no hubiese podido concretarse sin "la cooperación de estructuras hermanas". En esa línea rindió un homenaje al Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) de Chile, que "pudo convencer al presidente (Allende) para que no entregara a los compañeros".
"Hoy, en estos momentos de la historia en que nos encontramos, no olvidemos que tenemos que empezar a armar lazos de hermandad y de trabajo en conjunto con otras organizaciones de otras partes de la frontera de nuestra Cordillera, saber que contamos con compañeros y con compañeras que también están tratando de luchar y de cambiar nuestros países en la inmoralidad que se encuentra en cada uno de nuestros territorios”, alentó.
El cortejo fúnebre en Salta
Ana María Villarreal de Santucho, que además de mujer guerrillera era artista, tenía 36 años cuando fue asesinada. Estaba a disposición del Poder Ejecutivo. La primera vez había sido detenida en Córdoba en 1971, se había fugado y fue recapturada cuando viajaba a la ciudad de Salta, a ver sus hijas. Otro militante, Daniel "Zampa" Tejedor, oriundo de Metán, recordó ayer que fue detenida en Metán, por hombres que venían siguiendo su colectivo.
Las víctimas del terrorismo estatal en la Base Almirante Zar fueron veladas en distintos lugares. Ana María, en el local del PJ de Buenos Aires, donde fueron reprimidos. Recién en 1973, su padre pudo traer su cuerpo a la provincia para enterrarlo en el Cementerio de la Santa Cruz.
El militante Carlos Balmaceda (que también homenajeó al investigador Adrián López, recientemente fallecido) recordó el momento de la llegada del cuerpo de la Sayo a su provincia.
El cortejo fúnebre salió de la CGT, “no porque lo hayan querido los compañeros del Partido Justicialista, sino porque en ese momento el local partidario estaba tomado por una fracción revolucionaria que era la de Armando Jaime, Juan Carlos Salomón y otros compañeros, que era el Frente Revolucionario Peronista. Fue velada en ese lugar y en andas la llevaron por la plaza 9 de Julio", donde se sumó el jefe de Policía Rubén Fortuny, el primer jefe civil que condujo la fuerza, nombrado por el gobernador Miguel Ragone, que poco antes del golpe de 1976 iba a ser secuestrado y desaparecido.
Balmaceda contó que un dato no confirmado dice que la Banda de Música de la Policía de Salta, que estaba en la recova del Cabildo, tocó La Internacional cuando pasaba el cuerpo de Villarreal. “Me parece que esa marcha hacia el Cementerio de la Santa Cruz podría ser una obra de Gabriel García Márquez”, reflexionó. Nada sorprendente, si se tiene presente que el gobierno de Ragone fue defendido alguna vez por presos de la cárcel de Villa Las Rosas que tras asegurar la institucionalidad, volvieron a sus celdas.
Fuente de la Información: Página 12