Pese a pandemia, Corte mantuvo superávit financiero y dato alienta a Rosenkrantz a buscar reelección
26/01/2021. Noticias sobre Justicia > Noticias de Salta
Fondo Anticíclico volvió a crecer y reservas alcanzan $47mil millones. Resultado recalienta la pelea por la presidencia 2021. Equilibrio fiscal y cuidado de "caja", las claves del "modelo" que mira el poder.
En el peor año de la economía argentina (y mundial) por la pandemia, la Corte Suprema mantuvo su superávit financiero y exhibió números envidiables para la gestión administrativa del Estado. Más allá de la cifra global, el dato político es que esto recalienta la pelea interna por la presidencia del máximo Tribunal, que podría tener a Carlos Rosenkrantz con aspiraciones para la reelección, un escenario que muchos consideraban materialmente inalcanzable, en este contexto. Según consolidados de la Secretaría de Hacienda, al 29 de diciembre de 2020, la Corte cerró el año con una ejecución presupuestaria del 96.6% pero con $47 mil millones de reservas a partir de las utilidades de los plazos fijos que conforman el disputado Fondo Anticíclico que controla. A su vez, es el acreedor de una deuda que mantiene el Consejo de la Magistratura por $ 8.877 millones de pesos. Con ejecución presupuestaria casi total, la conclusión es que sostuvo un equilibrio fiscal que la mantuvo al margen del desplome general de la economía.
Al 31 de diciembre del año pasado, la Corte –con la mitad de la planta de personal ocupada, alrededor de 2500 personas- consiguió una disponibilidad en cuentas bancarias y plazos fijos de $74.133.652 más una cuenta especial en dólares por efectos secuestrados por más de u$s 1.756.211 (lo que supera los $146 millones a tipo de cambio oficial). Pero a todo eso debe adicionarse el resultado de los famosos plazos fijos que fueron creados durante la presidencia de Ricardo Lorenzetti y continuados durante la de Rosenkrantz que exhiben la cifra de $46.922.963.158, distribuidos entre el Banco Ciudad y el Banco Nación. El total de disponibilidades es de $47.143.302290,04 como el fondo donde se recuesta la Corte como el máximo logro en términos administrativos. Ese crecimiento se mantuvo, incluso, durante lo que significó el derrumbe económico en todas las áreas debido a la pandemia en 2020.
Si a esa cifra se le agregan los “créditos a cobrar”, el número trepa por encima de los $57 mil millones, incluyendo la deuda del Consejo de la Magistratura –que amenaza con ser impagable- y otras acreencias que totalizan más de $10 mil millones. Una curiosidad de la que podrá ufanarse el administrador general Héctor Daniel Marchi: la Corte no tiene deudas con ningún organismo ni proveedor. Al menos de dinero.
La pelea
La discusión por los resultados financieros esconde otra pelea que la política viene olfateando y que se esboza sutilmente a partir de algunos escarceos entre el actual presidente Rosenkrantz y su antecesor, Lorenzetti. Mientras que este último fue el “creador” del fondo Anticíclico y apuntaló su gestión con números similares de superávit y acumulación de reservas, lo cierto es que Rosenkrantz logró lo propio a partir de darle continuidad a esa política. Y contra todo pronóstico, cerró el 2020 con niveles record, en lo administrativo.
Lo paradójico radica en que esos resultados provienen de la administración racional que ha implementado Marchi para ambas presidencias, un hombre identificado con el peronismo y resistido, en un comienzo, por Rosenkrantz que reclamó su cabeza al inicio de la presidencia para reemplazarlo por un candidato más afín y que no tuviera ninguna ligazón con su antecesor. La parábola se completa con la cristalización de un distanciamiento que comenzó hace dos años entre Marchi y Lorenzetti y que dejó a los detractores de ambos boquiabiertos.
En toda esa ensalada de números, pero siempre desde el enfoque del juego de ajedrez que representa la interna en la Corte, el resultado del ejercicio financiero es leído como un empujón de ánimo para que Rosenkrantz vaya a buscar aquello que ansía pero que parecía escabullírsele de las manos: la reelección. Y sube el voltaje a una pelea que recién tendrá su clímax pasando mitad de año, según el cronograma previsto.
En términos de la dinámica de la Corte, eso ya no depende ni siquiera de él. Con que haya otras dos voluntades para darle continuidad lo arrimarán -impensablemente- a un segundo mandato. El resultado de quien ocupará la presidencia es todavía una incógnita que mantiene entretenidos a quienes bregan por una continuidad o por un retorno de Lorenzetti, sin que pueda descartarse algún otro nombre. Aunque no lo pretendan, el asunto se logró colar en la agenda judicial más allá de los expedientes.
Autarquía
El Poder Judicial tiene -como ya explicó Ámbito- autarquía presupuestaria pero no autarquía financiera. Es decir, puede pedir lo que quiera y elaborar su propio esquema de gastos pero no puede hacer erogaciones más allá de lo que autoriza el Ejecutivo. Por eso, Hacienda autorizó la ejecución de gastos presupuestarios por $9 mil millones, los cuales a diciembre fueron ejecutados casi en su totalidad. Todas esas planillas con números se encuentran disponibles en fuentes de acceso público en el portal de Gobierno Abierto de la Corte, lo mismo que los resúmenes desde Hacienda, que son informes oficiales de libre acceso. Aparte de ese esquema está el total de ingresos que recibió la Corte que durante 2020 fue de $21.547 millones, lo que provocó un superávit de $13 mil millones, a cifras redondas. Allí deben enlistarse los intereses de los plazos fijos que Marchi prolijamente coloca para que conserven un valor constante a lo largo del ejercicio. Ese método de administración sumado a que la Corte se maneja con casi la mitad de la planta de personal es lo que permitió sostener números favorables y optimizar recursos, como un cisne negro dentro de la administración pública. Financieramente, esos manejos le permitieron a la Corte incrementar en plena pandemia- un 70% su recaudación original.
Fuente de la Información: Ámbito