Marcelo Saín: “La justicia argentina es plebeya: solo investiga a los de abajo”
13/10/2025. Noticias sobre Justicia > Noticias de Argentina
Saín denunció que hay una estructura judicial subordinada a la política y sin capacidad para seguir el dinero del narcotráfico. Habló del triple crimen de Florencio Varela y el financiamiento ilegal al diputado Espert
Marcelo Saín denunció que hay una estructura judicial subordinada a la política y sin capacidad para seguir el dinero del narcotráfico. Advirtió que casos como el triple crimen de Florencio Varela o el financiamiento ilegal en torno al diputado Espert muestran un sistema que castiga la pobreza y protege al poder. "Hay más delincuentes concentrados en los countries que en las villas, pero los pabellones están llenos de pobres", dijo.
El triple crimen de Florencio Varela volvió a exponer un costado brutal y, a la vez, conocido del narcotráfico argentino: organizaciones de baja sofisticación, violencia extrema y una trama de complicidades estatales que rara vez llega a los tribunales. Para Marcelo Saín, exministro de Seguridad de Santa Fe y uno de los mayores especialistas del país en temas de crimen organizado, lo ocurrido “no es una excepción sino una constante invisibilizada por el poder político y judicial”.
Saín no se sorprende. “El mundo narco en Argentina está atravesado por hechos de violencia de esta envergadura. Lo vimos muchas veces. Lo nuevo no es el horror: es la hipocresía de quienes fingen descubrirlo ahora”, sostuvo. Describió a los autores del triple homicidio —que torturaron y asesinaron a tres jóvenes mujeres— como parte de un “grupo rústico, poco profesional”, que utiliza la violencia extrema “como capital simbólico para ganar prestigio en un mundo donde no tienen otra cosa que ofrecer”.
“La violencia extrema no necesita formación —explicó—. Se ejecuta y punto. En ese universo, los más jóvenes y menos experimentados construyen reputación a fuerza de sangre”.
Para el exfuncionario, quien fue entrevistado en “Mesa Chica”, el programa de streaming de LA CAPITAL y Canal 8, el caso del triple crímen es una radiografía de las estructuras criminales de baja escala que proliferan en los márgenes urbanos, pero que funcionan bajo la mirada —y muchas veces la regulación— de sectores del Estado. “En Buenos Aires, en Córdoba y en buena parte del país, el Estado maneja el negocio a través de la policía. Lo regula. Lo administra. Mientras no haya escándalo, la política se conforma”, afirmó. Y agregó: “Lo que hay no es ausencia de Estado, sino un Estado que pacta con las mafias y garantiza su supervivencia a cambio de control territorial”.
Un espejo roto: el caso Espert
El estallido del caso Espert, donde el diputado liberal quedó vinculado a una trama de financiamiento proveniente de un grupo narco con base en Estados Unidos, marcó un punto de inflexión. Para Saín, es la primera vez en mucho tiempo que aparece una conexión directa entre una organización criminal internacional y un espacio político argentino.
“Estamos ante un grupo narco con epicentro en Texas que se dedica al tráfico de drogas y al lavado de dinero sofisticado. Bajaron plata a la Argentina para comprar influencia política. Y la única puerta que se les abrió, por ahora, fue Espert.”
Según el exministro, el escándalo excede al dirigente liberal y puede tener consecuencias institucionales de alto voltaje. “Si se confirma que esa plata llegó a la campaña de La Libertad Avanza, el gobierno está ante una bomba de tiempo. En Estados Unidos, un caso así termina gobiernos”, advirtió.
Saín subrayó un elemento revelador: “La transferencia que mencionó Espert proviene de una empresa fantasma incluida en la lista de sociedades de lavado de dinero del propio capo narco Fred Machado. Es decir: o no sabías quién te financiaba, o no te importó. Y cualquiera de las dos opciones es gravísima”.
Para Saín, tanto el triple crimen como el caso Espert son síntomas de un sistema más amplio: una justicia penal diseñada para perseguir a los pobres y blindar a los poderosos. “En Argentina tenemos una justicia plebeya —dijo—. Solo investiga a los de abajo, mientras que el dinero y la complicidad política permanecen invisibles”.
“Las carreras judiciales dependen de los gobernantes. La justicia es empleada de la política. No hay corrupción abierta, hay subordinación estructural.”
El exministro lo explicó en términos de capacidad y voluntad: “Una fiscalía de La Matanza puede detener a un sicario o a un pibe con droga, pero no tiene recursos para seguir una triangulación financiera internacional. Para investigar lavado de dinero se necesitan otras destrezas, que el Estado nunca quiso construir”.
De allí su diagnóstico: “Toda investigación termina en el mundo plebeyo, en las villas, en los barrios populares. Porque salir de ahí implicaría seguir la ruta del dinero y toparse con la política y el financiamiento electoral”.
La consecuencia, dice Saín, es visible en las cárceles: “Hay más delincuentes concentrados en los countries que en las villas, pero los pabellones están llenos de pobres. El sistema penal argentino no castiga la criminalidad, castiga la pobreza”.
El dinero que nadie sigue
El exministro sostuvo que el verdadero poder del narcotráfico no está en las balas, sino en la circulación del dinero. “Los mercados de drogas generan una rentabilidad enorme. En Rosario, los grupos empezaron a lavar plata en financieras creadas para la soja, en boliches de Pichincha, en emprendimientos inmobiliarios. Y cuando intentamos seguir esa ruta, nos quedamos solos”, recordó en la charla con Mesa Chica.
“La pregunta clave es: ¿a dónde va la guita del narco? Nadie la quiere responder. Porque si la seguís, llegás a la política, las financieras y los estudios contables que blanquean la plata sucia.”
Por eso insistió en que sin poder político real y sin una agenda integral de reforma, el combate al narcotráfico es apenas retórico. “Mientras la justicia siga mirando hacia abajo y la política tolere los pactos policiales, el crimen organizado seguirá expandiéndose bajo una apariencia de orden”.
El análisis de Saín no es fatalista, pero sí urgente. “Esto no nos va a convertir en Colombia ni en México, pero si no actuamos ahora, el narcotráfico va a terminar gobernando por nosotros”, advirtió.
Y propuso un camino: “Hay que discutir fuera de las campañas, en una mesa multipartidaria. Si no, este fenómeno se va a llevar puesta a toda la política, no a un partido: a todos”.
Para el exministro, el triple crimen y el escándalo Espert son señales que el sistema se niega a leer. “El Estado regula lo ilegal y castiga al que no puede defenderse. Y mientras tanto, los verdaderos beneficiarios del negocio siguen en las sombras, intocables”, concluyó.
Fuente de la Información: La Capital de Mar del Plata