Güemes, el héroe relegado
21/02/2021. Noticias sobre Justicia > Noticias de Salta
La historiadora salteña Sara Mata repasa la bibliografía existente sobre el caudillo gaucho. Cuenta por qué fue postergado y cómo avanzó la comprensión de su figura, y señala la falta de un estudio contextualizado de la guerra de recursos que libr
A poco de celebrar el próximo 17 de junio el bicentenario del fallecimiento del general Martín Miguel de Güemes (1785-1821), una mirada tendida hacia atrás permite ver cómo el héroe de la independencia patria solo alcanzó un tardío reconocimiento. Quién lo confirma es la historiadora salteña Sara Emilia Mata, académica correspondiente por la Provincia de Salta en la Academia Nacional de la Historia, en una entrevista con La Prensa en la que explica cómo se avanzó en la comprensión de la figura del héroe gaucho, de quien acaba de recordarse su nacimiento (8 de febrero).
Mata, que es profesora emérita de la Universidad Nacional de Salta (UNSA), investigadora principal del Conicet ad-honorem e integrante del Instituto de Investigaciones en Ciencias Sociales y Humanidades Icsoh-Conicet-UNSA, es autora de una docena de libros, entre ellos Los gauchos de Güemes. Guerra de independencia y conflicto social (Sudamérica, 2008).
-Hace solo cinco años que el día del fallecimiento de Güemes fue declarado feriado nacional. En las escuelas nacionales su estudio no es obligatorio. ¿No se le ha dado todavía el reconocimiento que merece?
-La figura de Martín Miguel de Güemes fue controversial durante el siglo XIX y parte del siglo XX. Recién en 1976 la provincia de Salta declaró por ley 5.032 feriado provincial el 17 de junio. En el año 2006 la Ley 26.125 declaró al General Güemes "Héroe Nacional". Y finalmente en 2016 la Ley 27.258 incorporó el 17 de junio al calendario de feriados nacionales. Podríamos entonces afirmar que, aun cuando tardíamente, ha logrado el reconocimiento que se merece tanto por la provincia de Salta como por la nación. En relación a la enseñanza de su gesta, si bien no conozco los currículos escolares ni los manuales utilizados en otras provincias, es probable que no esté entre sus contenidos su protagonismo en la guerra de independencia.
-¿A qué lo atribuye?
-Incide en ello, al igual que en su tardío reconocimiento, la historiografía construida a partir de mediados del siglo XIX, que le otorgó un lugar secundario en el proceso de la independencia. En Salta es preciso señalar, sin embargo, que su contribución en el proceso político militar iniciado en Buenos Aires en mayo de 1810 está presente en los manuales escolares y en la enseñanza de la historia provincial. Los actos conmemorativos de su muerte, el 17 de junio, se celebran en todas las escuelas. La guardia de los fortines gauchos al pie de su monumento, la noche del 16 de junio, y el imponente desfile cívico y militar el día 17, cuentan con una amplia participación popular. Indudablemente la figura de Martín Miguel de Güemes forma parte de la identidad salteña.
-¿Debería ser considerado un personaje fundamental de nuestra independencia como San Martín, Belgrano y Pueyrredón? ¿Por qué no es así?
-Martín Miguel de Güemes fue un protagonista importante de la independencia de América del Sur junto con José de San Martín, Manuel Belgrano, Juan Martín de Pueyrredón y Simón Bolívar. Por diferentes motivos las historiografías nacionales, en algunos casos lo han ignorado y en otros lo han relegado a un papel secundario. Entre esas razones y probablemente la más importante fue la férrea y creciente oposición a su gobierno por una parte importante de la elite salto-jujeña agobiada por los préstamos y exacciones progresivamente impuestos por el gobernador Güemes destinados a sostener la guerra que durante siete años resistió reiteradas invasiones realistas, de las cuales dos de ellas ocuparon la ciudad de Salta. Esta elite observaba, asimismo, con preocupación la movilización, particularmente rural, que acompañó su liderazgo y amenazaba el orden social establecido. Es importante también considerar las diferencias políticas, entre quienes en Salta apoyaban el centralismo porteño y desconfiaron del creciente poder que comenzó a adquirir en 1814, como Jefe de la vanguardia del Ejército Auxiliar, y su clara oposición al Directorio en Buenos Aires, que culminó con el apoyo de la facción confederal que operaba en Salta para ser designado, por el Cabildo de Salta, gobernador de la provincia en mayo de 1815 en un gesto de clara autonomía local. Esta oposición política no cesó aun cuando Güemes reconoció la autoridad de Juan Martín de Pueyrredón como Director Supremo y de Manuel Belgrano, con quien en 1813 había tenido serias diferencias, como Jefe del Ejército Auxiliar, cuando éstos fueron designados por el Congreso reunido en Tucumán en 1816. Se incorporaba así al proyecto sanmartiniano de postergar un nuevo avance militar sobre el Alto Perú para organizar un ejército en Mendoza que, recuperando a Chile, posibilitara atacar el bastión realista de Lima.
-¿Qué papel le correspondía a Güemes?
-En ese proyecto, Güemes debía contener las invasiones realistas y posteriormente, cuando el ejército de los Andes de San Martín ocupara Lima, organizar un ejército para avanzar sobre el Alto Perú y en un movimiento de pinzas vencer allí definitivamente al ejército realista. La crisis política en Buenos Aires de 1820, la disolución del Ejercito Auxiliar del Perú convocado por Buenos Aires para enfrentar a la Liga del Litoral y las dificultades económicas que enfrentaba Güemes, para obtener los recursos necesarios para organizar y sostener el ejército que solicitaba San Martín en 1820 y avanzar hacia el Alto Perú, culminó con una conspiración que hizo posible el ingreso de una partida realista a la ciudad de Salta, la cual lo sorprendió e hirió de muerte. Participaron de esta conspiración con Pedro Antonio de Olañeta, jefe del Ejército Real en el Alto Perú, miembros de la elite opositora y algunos jefes de sus milicias.
-¿Qué ocurrió después? ¿Cómo lo trataron sus contemporáneos?
-El apoyo militar que reclamaba San Martín no se concretó y merced al armisticio firmado por el Cabildo de Salta con Olañeta la guerra prácticamente cesó en la jurisdicción de Salta, a excepción de algunas incursiones realistas destinadas a obtener ganado. Su muerte fue celebrada y su memoria denostada por la elite local, mientras que su accionar quedó circunscripto a la resistencia ofrecida a las invasiones realistas. Esta oposición local a Güemes tuvo también su correlato en Buenos Aires, donde la prensa tampoco dudó de tildarlo de tirano. Esta imagen negativa se vio asimismo reforzada en las Memorias de José María Paz, oficial del Ejercito Auxiliar del Perú, y luego gobernador de Córdoba por la facción unitaria. De allí que la historiografía construida desde Buenos Aires a partir de Bartolomé Mitre reconociera tan solo su accionar en defensa de la frontera norte que, por otra parte, en esos años no existía por cuanto las jurisdicciones de Salta y Jujuy integraban, junto con las provincias alto peruanas, el extenso territorio de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Referirse a Salta y Jujuy como frontera norte de la "argentina" es un anacronismo histórico que responde a una reconstrucción histórica sesgada por el resultado del proceso.
-Hay quien sostiene que no son tantas las biografías disponibles sobre Güemes. ¿A qué se debe? ¿Hace falta también un estudio académico mayor sobre el héroe norteño?
-En los últimos años abogados, periodistas e historiadores locales han publicado en Salta numerosas biografías, con escasa o nula distribución a nivel nacional, las cuales de una u otra manera se focalizan de manera casi exclusiva y excluyente en su liderazgo y la guerra. Las razones por las cuales las editoriales comerciales, con alcance nacional, no se han interesado en publicar biografías sobre Güemes estimo que puede responder en parte al escaso conocimiento que el púbico tiene sobre él, lo cual los induce a considerarlas poco redituables económicamente, y también al hecho de que la principal producción historiográfica se ha focalizado en Buenos Aires y en protagonistas más conocidos de la historia oficial.
-¿Qué falta?
-Considero sería muy importante contar con una biografía de Güemes que ensayara interpretaciones contextualizadas de la guerra de recursos que libró en un extenso territorio, que excedía la jurisdicción de la provincia de Salta, investigando las redes políticas que integró y las estrategias que permitieron construir su liderazgo. Esa contextualización de la guerra y de las redes políticas lleva necesariamente a intentar un análisis en diferentes escalas espaciales y a formular nuevos interrogantes acerca de las razones de la oposición a su gobierno y las causas de su muerte así como su incidencia en el derrotero de la revolución en los andes meridionales.
-¿Diría que se ha ido profundizando en el conocimiento de su vida y de su gesta?
-Sí, y para ello ha resultado fundamental la publicación entre 1979 y 1990 de los 12 tomos de Güemes Documentado, de Luis Güemes, un importante corpus documental que reúne una extensa recopilación de correspondencia, oficios, actas de cabildo y expedientes existentes tanto en el archivo de la familia Güemes como recuperados en diferentes archivos nacionales y extranjeros. Sin embargo, ya en el siglo XIX hubo quienes, muy pocos por cierto, buscaron revindicar su figura. Una de las primeras fue Juana Manuela Gorriti quien publicó en Lima en 1858 su retrato de Güemes y en 1877 Juan Martín Leguizamón escribió Ligeros apuntes Históricos sobre la Provincia de Salta, que recién sería publicado en 1933, cuando ya lentamente comenzaba a reconocerse su valiosa contribución a la guerra de la independencia. Una maestra salteña, Benita Campos, fundó en 1907 la Revista Güemes, la cual se editó hasta 1921, destinada a difundir y exaltar la figura de Güemes. Unos pocos años antes, en 1902 Bernardo Frías publicaba el primero de los cinco tomos de su conocida obra Historia del General Martín Miguel de Güemes y de la Provincia de Salta o sea de la Independencia Argentina, concluida en 1918 pero terminada de publicar entre 1955 y 1960. La obra de Frías, que recupera la tradición oral, logra conciliar a la elite con la figura de Güemes destacando el aporte económico que la misma realizó para sostener la guerra. Antes del 60, el doctor Atilio Cornejo, abogado salteño y miembro de número de la Academia Nacional de la Historia, publicó en 1945 Historia de Güemes, basada en una importante y nutrida documentación reunida de diferentes repositorios, incluido su archivo personal. Tanto Bernardo Frías como Atilio Cornejo exaltaron la actuación de Güemes, enfatizando acerca de la importancia de la guerra que lideró en Salta y Jujuy, para lograr la independencia "argentina", y de allí el rol que se le atribuyó como defensor de la frontera norte de "ese país construido por la revolución" como afirmara Tulio Halperín Donghi en su notable Revolución y Guerra. La obra más apologética es Martín Güemes. El Héroe Mártir, de Luis Oscar Colmenares publicada en Buenos Aires en 1999, que enfatizó en la importancia de Güemes en la estrategia sanmartiniana.
-¿Mitre contribuyó entonces a relegarlo?
-La historiografía nacional inaugurada por Bartolomé Mitre, entre sus principales cultores, contribuyó a imponer en el panteón de los próceres a José de San Martín y a Manuel Belgrano mientras colocó a Martín Miguel de Güemes en un plano secundario y descalificador al referirse a él en su obra Historia de Belgrano y de la independencia argentina, cuya primera edición vio la luz en 1857, como un caudillo "de ambición bastarda de mando personal y de aspiraciones elevadas en el sentido de la causa americana, de arbitrariedad brutal [...Á con más pasiones que ideas y más instintos que propósitos claros en el sentido político" atribuyéndole así la caracterización que la elite dirigente unitaria hacía de los federales. Sin embargo, no duda en reconocer que "...el caudillaje de Güemes en Salta, era con todos sus vicios, una fuerza viva al servicio de la revolución". Esta mirada de Mitre sobre Güemes, sumada al desprecio que por él conservaban las elites salto jujeñas, explica la escasa consideración que tuvo su gesta durante el siglo XIX y parte del XX en la historiografía argentina. Es preciso sin embargo destacar el estudio realizado por Tulio Halperín Donghi quien, en la obra mencionada anteriormente, dedica un apartado al proceso revolucionario salteño y al accionar de Güemes al que denomina "el sistema Güemes" y en el cual plantea con agudeza la ruralización de la movilización y la política propiciada por la guerra.
-¿Güemes es otra figura tironeada por corrientes historiográficas?
-Tal como hemos planteado anteriormente, Güemes fue visto por la dirigencia porteña, en 1815, como un aliado de la facción confederal que en Salta contaba, como en otras provincias del interior, con adhesiones importantes. Su elección como gobernador fue un acto de autonomía en relación con Buenos Aires y se contextualizó en la crisis del directorio y en el ascendente poder de Artigas en la Banda Oriental y el litoral. Posteriormente, Güemes se alineó políticamente con Buenos Aires, durante el directorio de Juan Martín de Pueyrredón, y juró la Constitución de 1819 de neta orientación centralista. De allí la discusión, a mi criterio inconsistente, entre quienes desde el revisionismo histórico lo ubican como un líder federal y quienes, como Atilio Cornejo y otros historiadores locales, disienten de esa mirada resaltando los esfuerzos realizados por Güemes para concretar el Congreso de Tucumán y su disciplinada obediencia a Buenos Aires a partir de 1816, que culmina con el reconocimiento de la Constitución de 1819.
-¿Cómo lo ve usted?
-En mi opinión fue un político hábil y pragmático que buscó concentrar poder, tal como sostiene el historiador Armando Bazán en su Historia del Noroeste Argentino, con la finalidad de poder llevar adelante la guerra de recursos que impediría a las fuerzas realistas llegar hasta Tucumán. Para lograrlo obtuvo el apoyo de los federales en Salta en 1815 y luego comprendió la importancia de la estrategia sanmartiniana y le brindó su apoyo junto con Pueyrredón. Su objetivo era la independencia. Si bien no dudó en defender los derechos que consideraba correspondían a la provincia de Salta siempre se manifestó a favor de la unión por cuanto sostenía que "...cuando la soberanía está repartida en todos, no pude haber ni orden, ni leyes, ni gobierno, ni libertad, ni soberanía, sino una anarquía y una interminable guerra civil".
Fuente de la Información: La Prensa