El bailoteo con el expediente y la chacarera
18/02/2021. Noticias sobre Justicia > Noticias de Salta
Un caso que proyecta temores similares al de Ursula Bahillo puso en guardia a organizaciones provinciales y nacionales. La terrible dificultad para acceder al servicio de justicia alertó a dichas entidades. Y, de paso, puso bajo la lupa al Juzgado Multif
Los organismos civiles que velan por el cese de femicidios y otros hechos de violencia de género se pusieron en alerta, tanto los del plano local como a nivel nacional, por un caso que expone los obstáculos para acceder al servicio de justicia en Salta. El centro de la preocupación y los temores, similares al caso Ursula, fue la inacción del Juzgado Multifueros de Cafayate, curiosamente a cargo de una mujer.
Por ello, en las últimas horas las ONG que velan por estos derechos advirtieron a las autoridades provinciales y nacionales, respecto a la desprotección de una víctima de este tipo de hechos violentos. Desde el Instituto Jurídico de Género del Colegio de Abogados de Salta, tanto como de la fundación Género y Masculinidades (GeMa), así como la fundación Volviendo a Casa, efectuaron advertencias por este evidente desamparo.
La situación se planteó al conocer el caso de esta mujer, Y.Y., oriunda de los Valles Calchaquíes, quien luego de exigir infructuosamente la intervención del Juzgado cafayateño por una presentación contra su ex pareja, replicó su frustración al solicitar el auxilio en organismos públicos de esta capital. Por ello, las entidades civiles antes mencionadas exhortaron a que se de una satisfacción a la brevedad por este caso, a fin de evitar hechos muchísimo más graves e irreparables.
Las gestiones a toda prisa, fueron realizadas ante el Ministerio de Gobierno de la provincia de Salta, por parte del órgano abogadil, mientras que las ONG enviaron un exhorto al Ministerio Público Fiscal, poniéndolo al tanto de esta situación. En la misiva dirigida al Procurador Abel Cornejo, Volviendo a Casa lo puso al tanto de la recepción de esta “denuncia de suma gravedad”, efectuada por Y.Y., la que se adjuntó con el “relato del correo electrónico recibido”.
En el cuadro de situación, la mujer destacó que atravesaba “una situación de violencia de género la cual viene sucediendo desde hace muchísimos años la violencia y los insultos eran permanentes” desde que había alumbrado a gemelos. En aquel momento, ante el incremento en el nivel de violencia, la joven acudió en 2017 a denunciar a su, ya por entonces, ex marido.
De acuerdo al relato, “fueron 2 episodios de violencia seguidos”. En un primer momento, la mujer se olvidó “comprar bananas” para sus hijos, adquisición que luego realizó el ingeniero -especializado en enología- por lo que luego “llegó, pisó las bananas, me insulto de la peor manera” y al final la “empujó contra la pared” y dio su cabeza “contra la pared.
Aunque providencialmente “salió mi hija de su pieza y lo sacó afuera, cerramos todo con llave”, por lo cual regresó una hora después junto a “un policía para sacar sus cosas el policía me obligó que el entrara se llevó ropa y se fue”. Esto ocurrió “un día sábado”, pero “a los 2 días regresó como si nada y se instaló de nuevo” en la vivienda.
Una tras otra
El viernes siguiente, después de una multiplicidad de insultos contra su persona y su grupo familiar –en particular, las mujeres de su prole- “me empujó contra el marco de la puerta con el niño en brazos, me caí al piso, el bebé se golpeó” y a pesar de estar en el suelo “me agarró de los brazos, me zamarreó”, pese a lo cual alcanzó a echar “llave a las puertas y me encerré en la pieza con mis 2 hijos”. Aunque “a la madrugada volvió, rompió el vidrio de la puerta de la cocina, entró, se bañó, desayunó y se fue”.
Aquella mañana, YY denunció esto a la policía local. Sin embargo, no consiguió que el médico legal fuera “a constatar mis lesiones: yo estaba toda moreteada ambos brazos volví a mi casa y al día siguiente recibí una orden de alejamiento mutuo”. A pesar que esto podría implicar un cambio en la situación, a partir de esta instancia el calvario para la mujer se desplazó hasta “el juzgado”, pues “la jueza (en) cada audiencia yo era maltratada, se burlaba y nunca hizo nada”.
Luego de poner distancia con su ex pareja, YY volvió a Cafayate en 2020, luego de una temporada en Jujuy en la que su actividad (el gimnasio) se vio afectada por la pandemia. A su regreso, el hombre en principio se comprometió a ceder la casa en la que vivía a fin de garantizarles techo a sus hijos, pero no cumplió. Y ante esta situación, sumado a nuevos hechos de violencia, recurrió al servicio del 144 y a la justicia local.
Pero al regresar al Juzgado Multifueros vallisto “la jueza (NdR; Virginia Toranzos) dio una orden que él se llevará heladera, cama y otras cosas de la casa”. Contó que a fin de 2020 Toranzos, habitualmente festiva en esa época del año, en cambio “me humilló como quiso” y argumentó “que la violencia es relativa (…) hay que ver por qué el señor se puso así”, dijo al reseñar esta cosmovisión preocupante al extremo para la integridad física de YY [la que a esa altura igualmente ya había derivado en castigos a su hija].
La mujer recordó que en todo este lapso, Toranzos “me contestó: usted se fue de Cafayate y luego volvió, ahora ajústese y si tiene que pasarla mal y bueno fue su decisión volver; aténgase a las consecuencias”, la reprendió, dándole a entender que quedaba librada al azar.
Situaciones insostenibles que se repitieron hasta “la audiencia del martes” pasado, en las oficinas del Juzgado cafayateño. Donde, al igual que antes, el agresor “se sintió amparado por la jueza y regresó a agredir, a no respetar las medidas que le pusieron (a manera de restricción), a presionarme y hostigarme constantemente”. YY resumió que “ya no puedo más, la verdad, ya no lo estoy pudiendo resistir. Espero puedan hacer algo", suplicó.
Una decisión afortunada, a medias, fue que YY decidió viajar a mitad de semana hasta la ciudad de Salta. Al solicitar el auxilio del Polo Integral de Mujeres, desde el organismo le respondieron de manera reticente. Hasta que este jueves recurrió a las entidades civiles antes mencionadas y éstas, a su vez, a la cartera de Gobierno, al Ministerio Público y a organismos nacionales.
Como en la “Chacarera del expediente” de Gustavo “Cuchi” Leguizamón, en que ni siquiera la venta de todas las posesiones permite arribar a la satisfacción que teóricamente corresponde dar a la estructura judicial. Este calvario continúa.
Fuente de la Información: Nota de Redacción