Narcoavioneta: Los pilotos de la ruta blanca se forman en Santa Cruz de la Sierra y Beni
09/11/2025. Noticias sobre Justicia > Noticias de Salta
Detrás de cada narcoavioneta caída o incautada hay casi siempre un rostro joven. Los pilotos que mueren o terminan encarcelados en Salta y provincias vecinas del norte argentino tienen, en un buen número de casos, entre 18 y 25 años.
Muchos se inician en los narcovuelos con 18 años de edad.
Detrás de cada narcoavioneta caída o incautada hay casi siempre un rostro joven. Los pilotos que mueren o terminan encarcelados en Salta y provincias vecinas del norte argentino tienen, en un buen número de casos, entre 18 y 25 años. Se formaron en academias privadas de Santa Cruz y Trinidad, donde un curso puede costar hasta 40 mil dólares. Muchos provienen de familias humildes de Bolivia, Colombia o Perú. Otros son becados y reclutados directamente por carteles y redes narcos.
Carlos Torrico Ortiz, de 18 años, y Nilo Suárez Torrez, de 19, fueron detenidos el 8 de junio de 2015 tras un aterrizaje complicado en un descampado de Salta Forestal (Anta). Formados en las escuelas Sky Team y Alas Beni Flight Training, ambos terminaron condenados a siete años de prisión. La historia se repite: jóvenes pilotos que buscan una oportunidad laboral, terminan al mando de aeronaves vetustas, sin mantenimiento y sobrecargadas con droga.
"Hay escuelas que funcionan como pantallas, no como centros de formación", admitió un exinstructor de El Trompillo. El problema no es nuevo: hace más de una década, Carmen Masías, exdirectora de la Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas (Devida) en Perú, ya había advertido que muchas academias de vuelo bolivianas estaban vinculadas al narcotráfico.
Las estadísticas son alarmantes. En Bolivia desaparecen cada año unas 100 avionetas, y al menos la mitad termina utilizada por redes narcos. La combinación de aviones antiguos, pilotos inexpertos y la promesa de dinero fácil conforma un cóctel letal que se repite en cada accidente en Perú, Bolivia y el norte argentino.
En un informe del 13 de julio de 2015, El Tribuno expuso manifiestas complicidades con las que traduce el poder corruptor del narcotráfico en distintos niveles del Estado. Al cruzar los datos de la matrícula del Cessna que terminó varado en Salta Forestal (CP-2558), este diario advirtió que esa misma aeronave había sido incautada el 12 de mayo de 2009 en Bolivia, con 375 kilos de cocaína, en una pista clandestina de Campo Pajoso, cerca de la frontera con Argentina.
Del mismo modo, ayer este diario comprobó que el piloto del Cessna siniestrado en Horcones el martes último, Juan Pablo Quinteros Peredo, de 45 años, figura en registros de la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) de Bolivia como instructor de vuelo y consultor en línea para el Instituto Nacional de Aviación Civil del vecino país. El INAC -como se lo conoce por su sigla- es el brazo académico de la DGAC en la formación de pilotos comerciales y tiene su principal sede en Cochabamba.
Frontera vulnerable
La falta de control aéreo en el norte argentino tiene una larga historia. En 2020, ante un reclamo de la Justicia Federal de Salta, se instaló en Tartagal el primer radar para controlar vuelos clandestinos, como respuesta a lo que definió en un informe elevado a la Corte Suprema como "lluvia de droga". Aquel radar solo funcionó por un tiempo. En agosto último, con la puesta en marcha del operativo Roca, el Ministerio de Defensa anunció junto al despliegue de tropas militares hacia la frontera de Salta el traslado de nuevos equipos. Hasta hoy, sin embargo, no hay confirmaciones oficiales sobre esos desplazamientos complementarios a los de las fuerzas federales y provinciales integradas en el Plan Güemes.
De todos modos, con una buena radarización las fuerzas de seguridad pueden detectar un vuelo ilegal, pero no interceptarlo. "El radar te permite seguir el rastro, no evitar que descarguen la droga", remarcó un funcionario judicial consultado por este diario. Días atrás, el gobernador Gustavo Sáenz insistió tanto por una radarización efectiva como por el tratamiento de una ley de derribo, dos medidas que en las filas legislativas de Salta en el Congreso tienen posturas coincidentes, pero también sensibles observaciones para ser debatidas sin sesgos.
La ruta aérea de la cocaína tiene una geografía repetida: los valles cocaleros del Vraem en Perú, los laboratorios de cristalización en Santa Cruz y Beni, las pistas clandestinas en Anta y Rosario de la Frontera, y los puntos de reenvío hacia Rosario o Buenos Aires. En cada tramo intervienen redes que mezclan clanes familiares, financistas y pilotos jóvenes -algunos de apenas 18 años- reclutados con promesas de dinero rápido y sin opción de rechazo.
Desde hace más de una década voces de la Justicia Federal plantean la necesidad de un acuerdo binacional con Bolivia para poder contrarrestar de forma coordinada los narcovuelos y la copiosa "lluvia blanca". El exministro boliviano Hugo Moldiz confirmó tiempo atrás que incluso Jesús Guzmán, hijo del "Chapo" Guzmán, se formó como piloto en Santa Cruz de la Sierra. Los vínculos entre esas escuelas, los narcolaboratorios y las avionetas caídas en suelo salteño revelan una red transnacional que opera con impunidad por la falta de cooperación real entre los Estados.
Fuente de la Información: El Tribuno