La Vicepresidenta: ¿figura controversial?
23/07/2025. Noticias sobre Justicia > Noticias de Salta
El distanciamiento paulatino entre el presidente Javier Milei y la vicepresidenta Victoria Villarruel, no es un hecho institucional novedoso en la historia argentina. Si, por cierto, preocupante.
Por Abel Cornejo
El distanciamiento paulatino entre el presidente Javier Milei y la vicepresidenta Victoria Villarruel, no es un hecho institucional novedoso en la historia argentina. Si, por cierto, preocupante a poco que se analice que la fórmula presidencial es técnicamente indisoluble y con funciones constitucionales claramente definidas.
Más allá de la singularidad de la cuestión y que resulta políticamente relevante, sin duda alguna, antes hubo inconvenientes disimilares con salidas dispares. Conviene recordarlos. Al año de gobierno de la Alianza, el presidente Fernando de la Rúa quedó entre sorprendido y debilitado luego de la renuncia del vicepresidente Carlos “Chacho” Álvarez presentada sin aviso previo al primer mandatario, en una recordada conferencia de prensa en el Hotel Castelar de Buenos Aires.
De la Rúa no pudo concluir su mandato, pero Chacho Álvarez que era una estrella política en ascenso, primero se fue empalideciendo hasta terminar apagándose completamente.
A su vez, luego de un lapso de gobierno, el vicepresidente de la Unión Cívica Radical Intransigente, Alejandro Gómez que había triunfado en los comicios presidenciales de febrero de 1958 acompañando en la fórmula al Dr. Arturo Frondizi, presentó su renuncia ante el viraje presidencial respecto de los contratos petroleros. Gómez era un ferviente defensor de la estatización de los recursos energéticos.
Más atrás, diecisiete años antes, se produjo una situación dramática, debido a que, por el avance de su enfermedad, el presidente Roberto Marcelino Ortiz debió presentar licencia y transmitir el mando efectivo al vicepresidente, catamarqueño Ramón S. Castillo. Ortiz había sido electo en 1938. En 1940, primero falleció su esposa, lo cual golpeó fuertemente el ánimo el presidente enfermó y el 3 de julio de ese año debió pedir licencia. Las discrepancias con Castillo surgieron en forma notable porque Ortiz era partidario de los aliados y como tal los Estados Unidos y su presidente Franklin Delano Roosevelt querían que regresara al ejercicio de sus funciones. Incluso le mandaron un médico que lo operase por su creciente ceguera.
Castillo sentía simpatía por el Eje de Alemania, Italia y Japón. La muerte de Ortiz acaeció el 27 de junio de 1942, año en el que también murieron los expresidentes Marcelo Torcuato de Alvear y Agustín Pedro Justo.
La Argentina de pronto quedó huérfana de liderazgo y esto precipitó el golpe de estado del 4 de junio de 1943. En los días previos al 6 de septiembre de 1930 la ambigüedad del vicepresidente Enrique Martínez, quien estuvo en negociaciones con los golpistas para tumbar al anciano presidente Hipólito Yrigoyen, aduciendo incapacidad para el ejercicio de la presidencia, quedó para siempre como un baldón en la historia. Así lo entienden autores como Félix Luna y Pablo Gerchunoff.
Ni Martínez alcanzó la primera magistratura, ni Yrigoyen pudo concluir su mandato. Antes de que muriese Roque Sáenz Peña, sus discrepancias con el vicepresidente Victorino de la Plaza respecto de la implantación del sufragio universal, libre obligatorio fueron notorias. Como también las que existieron, después de sofocada la Revolución del Parque, el 26 de julio de 1890, entre el dimitente Miguel Juárez Celman y quien lo sucedió en el cargo, Carlos Pellegrini, el célebre piloto de tormentas.
Como puede observarse, las disputas en la cima del poder ocurrieron en reiteradas oportunidades.
Fuente de la Información: El Once TV