El Estado atónito
09/03/2021. Noticias sobre Justicia > Noticias de Salta
Los organismos internacionales renuevan su agenda en el marco de la conmemoración a las luchas de mujeres que perdieron su vida en pos de mejoras salariales y mejores condiciones de vida en Nueva York 1914.
El movimiento de mujeres y disidencias, impulsado por el mismo espíritu y el compromiso con la dignidad humana, trabaja desde una perspectiva adecuada a la tercera década del siglo XXI para garantizar los derechos de todas las mujeres, en su diversidad y en todos los estamentos de la sociedad.
¿Qué nos liga hoy a las mujeres que conmemoramos los 8 de marzo, con la histórica marcha de trabajadoras de la industria textil de 1857? Verdaderas pioneras, que en protesta por las miserables condiciones laborales perdieron sus vidas. Y también, con lo que sucedió en 1908, cuando 40.000 costureras industriales de grandes fábricas se declararon en huelga, demandando el derecho de unirse a los sindicatos, mejores salarios, una jornada de trabajo menos larga y el rechazo al trabajo infantil. Ellas también fueron brutalmente reprimidas por la policía, y más de 100 trabajadoras murieron quemadas en un incendio en la Fábrica Textil Cotton.
Y bien. Nos une el reclamo que sigue absolutamente vigente, de mejores condiciones de vida para todas las mujeres trabajadoras. Pero también, la defensa de la vidas de las mujeres víctimas de la violencia patriarcal, que se materializa en los femicidios que no cesan a lo largo y a lo ancho del país, de las que sufren la trata de personas con fines de explotación laboral y sexual y, también, por la criminalización de las mujeres vulnerables en situación carcelaria.
El fuego de las fábricas poniendo fin a la vida de centenares de mujeres se repite en cada mujer que encuentra la muerte en manos de su femicida, una pandemia trágica a la que nadie pone límites. Nos quema un Estado ausente, que no da respuestas claras a las demandas de políticas públicas para cesar con la violencia, los femicidios, como la forma más extrema de violencia a las mujeres, nos quema la orfandad de niñas y niños sin ninguna protección del Estado que, a pesar de la Ley Brisa de reparación por estos hechos aberrantes, encuentran obstáculos burocráticos a la hora de garantizar sus derechos. Cada mujer muerta representa la desidia del Estado al momento de valorar la vida de cada una de ellas (y de nosotras).
La deuda en nuestra provincia es visible. No contamos con una Secretaria de la Mujer con rango de Secretaría de Estado para el diseño de las políticas públicas con Perspectiva de Género; faltan Juzgados de Violencia familiar y de Género en el interior de la provincia para la protección, acompañamiento e investigación para este tipo de casos, que requieren una mirada específica; una mirada reconocida pero no aplicada en la mayoría de los discursos políticos.
El reclamo en las calles del movimiento de mujeres y disidencias, pone en vilo a los tres poderes del Estado que escucha atónito pero sin respuestas claras a las demandas.
La desigualdad es palpable en todos los ámbitos donde las mujeres desarrollan sus relaciones interpersonales de cara a las próximas elecciones: reclaman paridad real de género en las listas, como así también en el ámbito ejecutivo. ONU mujeres indica que "al ritmo de progreso actual, la igualdad de género entre jefas y jefes de gobierno tardará otros 130 años".
"Cómo seguir", esa es la estrategia diaria a los movimientos de mujeres.
Los obstáculos son muy grandes. Y a veces, infranqueables. El déficit de políticas públicas en clave de género es un reflejo de la falta de convicción de quienes ejercen el poder y se traduce en la falta de presupuestos y decisiones que hacen mella en nuestros derechos.
El Estado es responsable y una vida libre de violencia no es una utopía. Son derechos que nos negaron y que configuran una deuda histórica que aún parece muy lejos de quedar saldada.
Fuente de la Información: El Tribuno