Denuncian aprietes a testigos en el juicio por el caso Solano
04/04/2018. Noticias sobre Justicia > Noticias de Salta
El joven de un pueblo originario de Tartagal desapareció en 2011 en Río Negro, tras ser detenido por la policía.
El abogado Sergio Heredia denunció que "persisten los aprietes" contra los testigos del juicio que se realiza en la ciudad de Río Negro por la desaparición de un trabajador golondrina de un pueblo originario de Misión Cherenta, en Tartagal.
Los rastros de Daniel Solano, de 27 años, se perdieron el 5 de noviembre de 2011 cuando una patrulla policial lo sacó por la fuerza del boliche "Macuba", en la ciudad de Choele y Choel. El joven se había trasladado a esa población del sur del país, junto a otros salteños, para la cosecha de manzanas.
Heredia, abogado querellante de la familia Solano, explicó que el muchacho fue víctima de una detención forzada por parte de una patrulla de la policía rionegrina cuando se encontraba junto a un grupo de amigos en el citado boliche. En ese sentido atribuyó la desaparición de Solano a una represalia por los reclamos que venía realizando contra Agrocosecha, una operadora de la empresa Expofrut Argentina SA, la multinacional belga que monopoliza la producción, procesamiento y comercialización de la fruta en el sur del país.
"Lo que Daniel denunciaba era la política de explotación contra los obreros", señaló el letrado. Por este hecho están imputados los policías Sandro Gabriel Berthe, Pablo Federico Bender y Juan Francisco Barrera, como presuntos coautores del delito de desaparición forzada de personas, en concurso real con vejaciones. Los otros son Pablo A. Albarrán Cárcamo, Pablo Roberto Quidel y Diego V. Cuello, como partícipes primarios de desaparición forzada de personas e incumplimiento de los deberes de funcionario público. En tanto que Héctor C. Martínez está imputado como partícipe secundario de vejaciones, abuso de autoridad y falsedad ideológica.
Heredia sostuvo que un total de 15 testigos no se presentaron a declarar en las últimas audiencias. "Ocurre que los policías están libres y eso mantiene atemorizados a los testigos y por eso hemos solicitado al tribunal que disponga la prisión preventiva de los acusados". El querellante lamentó que el fiscal no haya apoyado el planteo, lo que dio lugar a que los jueces rechazaran el pedido. "Vamos a insistir para que estas personas se presenten a declarar", aseguró a El Tribuno el abogado norteño. "Es evidente que están utilizando el apriete para atemorizar a la gente", sentenció.
Al hacer un análisis del juicio que comenzó a mediados de febrero pasado, Heredia señaló que se "están confirmando todas las pruebas que hemos presentado".
Al respecto, les atribuyó particular importancia a las declaraciones de una mujer de identidad reservada que está incluida dentro del Programa de Protección de Testigos. "Esta persona estaba fuera del boliche con su novio en una moto y vio cuando a Daniel Solano lo metieron en un patrullero", dijo Heredia. Según el letrado, esta testigo observó todo, pero cuando fue a hacer la denuncia a la comisaría de Choele Choel la recibieron dos policías que la intimidaron y amenazaron. Subrayó que la joven reconoció a Bender como uno de los agentes que participó de la detención de Solano, aquella noche en el boliche "Macuba". "Vos no viste nada", le advirtieron en la comisaría. Por razones de seguridad la testigo declaró por videoconferencia y contó con detalles lo que vio. "Lo que manifestó fue a todas luces esclarecedor", destacó el querellante.
También el abogado comentó que en las últimas semanas declararon 8 testigos de Tartagal, quienes describieron lo sucedido dentro del boliche. "Eran compañeros de trabajo de Daniel y ellos contaron que sin ningún motivo la policía lo sacó por la fuerza y nunca más lo vieron", afirmó Heredia.
Al joven lo buscaban en un pozo de agua
Por declaraciones de dos testigos, se comenzó a realizar la excavación en un jagüel (pozo de agua) de una finca donde dos testigos de identidad reservada aseguraron que vieron movimientos en las fechas cercanas a la desaparición de Daniel Solano.
En el lugar, las máquinas trabajaron cerca de un mes y habían logrado perforar 65 metros, y les faltaba para alcanzar los 80 metros que tiene el pozo.
Si bien no encontraron los restos del salteño, sí se pudo comprobar que hubo sospechosas modificaciones en el pozo desde que se denunció que el joven podría estar allí, hace tres años, y cuando comenzó la excavación.
En su momento, hubo mucho revuelo porque la empresa que prestaba el servicio para realizar el pozo había abandonado los trabajos.
La firma que realizaba esa tarea había señalado que durante 30 días trabajaron sin relevo de personal, a lo que se le sumaba “la inminencia de superposición de compromisos laborales en el norte con los tiempos de tarea en el jagüel; el análisis que se hace, ya basados en la experiencia de este tiempo de trabajo y conociendo las particularidades del interior del jagüel, respecto a la efectividad de las herramientas que se trajeron”.