#CasoPalomo / ¿Por una camioneta?
17/09/2019. Noticias sobre Justicia > Noticias de Salta
Pensar que el sórdido crimen de la docente Sandra Palomo estuvo motivado por el simple robo de una pick up es subestimar a toda una sociedad que merece una explicación y una acción más severa por parte del Ministerio Publico y de un Estado que est
Cinco personas están imputadas en el sangriento y sádico crimen de una mujer de 53 años y las autoridades que tienen la responsabilidad de resolver el caso pretenden cerrar la investigación como un homicidio en ocasión de robo.
El caso Sandra Palomo parece ser otro de esos casos que en términos futbolísticos se los conoce como “partido chivo”, es decir, de esos compromisos que por alguna circunstancia van a terminar mal, o al menos con alguna dificultad.
Desde el momento en que fueron detenidos los dos menores de edad y por ende inimputables, la fiscal Sodero Calvet iba a chocar contra un muro de contención plagado de dificultades y así fue. Para peor una información falsa publicada en un portal de masiva difusión le puso las cosas más difíciles para la funcionaria pública, por lo que tuvo que llamar a una conferencia –sin preguntas– y decretar el secreto de sumario por diez días.
Ante este “black out” no hubo mucho más para publicar, pero en los pasillos de tribunales se cocinaban las estrategias por parte de las defensas de los imputados, quienes con todo el derecho del mundo tienen el juego abierto para echar mano a toda clase de recursos, ya que la Constitución les permite defender celosamente a sus clientes.
En ese punto –viernes 13-9– aparecían otros dos sujetos que se entregaban espontáneamente: Ian Esteban Caro (18) y Ricardo Nahuel Bonifacio González (19). Los mayores de edad que aparecieron por la Seccional Primera de Policía. Según la querella las declaraciones de estos dos sujetos y su espontanea entrega, más la participación de los otros menores, forma parte de una enigmática trama que no hace más que sumarle misterio a un caso que cada vez toma más ramificaciones.
El hecho es que cinco personas, todos jóvenes menores de 20 años, no pueden haber asesinado a una mujer solo por el gusto de robarle la camioneta por unas horas y luego dejarla estacionada a la vuelta de su casa, en el barrio Tres Cerritos y ni siquiera hacerse con efectos personales de la víctima, como tarjetas de crédito y débito. No cierra por ningún lado.
Una en un millón
¿Cuántas probabilidades existen de que en un robo al voleo, el ladrón se encuentre con su vecina en el subsuelo del súper mercado que está ubicado en el mismo barrio donde ambos viven?
En Probabilidades y Estadísticas estos hechos azarosos son susceptibles de analizarlos en variables que devuelven un número tan grande que incluso se lo puede expresar con un exponente seguido de muchos ceros.
En otras palabras, es “una en un millón”, o tal vez más, porque no solo se colocan en la ecuación las variables de cantidad de personas que pasan por allí a una hora determinada (14:00) un día determinado (sábado) en una ciudad con un determinado número de habitantes (Salta) que a su vez puede diferir incluso de otros factores como el tránsito y hasta el clima.
Por lo que es tan azarosos que el asesino haya ingresado al subsuelo del Súper Vea y por extrañas fuerzas de la naturaleza haya decidido que su víctima sería la mujer que pasaba por allí en ese momento, la dueña de la camioneta doble cabina en la que luego las cámaras lo tomaron saliendo (él) al comando del vehículo, el cual cuenta con una caja automática de cambios de velocidad, por lo que el “cabeceo” de la Hilux denotó que el conductor es otra persona diferente a su propietaria.
El horroroso desenlace
Un robo por unas horas de una camioneta a la que no le falta nada, tampoco puede ser el macabro interludio para la antesala a una sesión de tortura en la cual los probables asesinos –sería casi un hecho que el menor de 15 años no actuó solo– hayan sometido a tormentos a esta desafortunada mujer.
Las interminables horas que debió soportar la victima ante estos perversos sujetos da cuenta de una inusitada furia y muy seguramente una falta total de empatía y ausencia de culpa.
En esos últimos minutos la sometieron a puntazos con un cuchillo tramontina, para luego arrojarla a la caja de la camioneta, para luego dejarla desangrarse con una sobrevida de casi 4 horas.
Un crimen atroz como este merece al menos 35 años de prisión, pero que es improbable que eso suceda, ya que el supuesto autor de esta barbarie tiene 15 años y los otros serán juzgados como participes, por lo que la escala penal los dejaría en las calles en menos de 15 años.
Una perversión como esta no merece un cierre de una investigación que debería demandar de todos los recursos del Estado y de la colaboración de quienes deberían ayudar a la señora fiscal, a que esta bestialidad sea debidamente investigada y que todos los responsables, ya sean autores intelectuales, perpetradores, cómplices y participes, sean castigados con todo el peso de la Ley.
Fuente de la Información: Muy Crítico