Apariencia de que todo funciona
20/08/2020. Noticias sobre Justicia > Noticias de Salta
La institucionalidad en Salta es solo una apariencia. Esto lo dije en la Cámara de Diputados y lo repito cuantas veces sea necesario.
Digo que hay una “institucionalidad aparente”, porque en la provincia, y tampoco en el país, se respira el espíritu de la República.
En primer lugar, república y democracia son dos sistemas y dos escalas de valores, que tienen el centro puesto en el ciudadano.
Es el ciudadano el sujeto y son sus representantes los que debaten leyes, decisiones, en definitiva, la construcción del futuro.
Por eso, sin institucionalidad, no hay república. Y en Salta hay situaciones en las que la institucionalidad es una apariencia.
La institucionalidad es aparente, cuando la Auditoría General de la Provincia emite un informe en el que recomienda la aprobación de la cuenta de un ejercicio, cuando no se analizó la documentación respaldatoria de ese informe.
La institucionalidad es aparente, en materia de control, cuando la autoridad no hace nada para recuperar dinero mal habido de un funcionario.
La institucionalidad es aparente, cuando sistemáticamente se niega la posibilidad de debatir distintos temas, como pueden ser la derogación de la Ley 8191 (Régimen Excepcional Sancionatorio) o la intervención de Aguaray.
Resulta aparente la institucionalidad, en materia del funcionamiento del Ministerio Público Fiscal, por lo menos cuando estuvo a cargo el señor López Viñals, cuando las denuncias por hechos de corrupción o delitos cometidos en la administración pública no fueron investigadas, de manera tal, que ninguno de los amigos del poder podía estar siquiera al alcance de la Justicia.
La institucionalidad es aparente, cuando se descalifica a la oposición, porque es disidente con las ideas o con los actos que plantea el Gobierno. La institucionalidad es aparente, en definitiva, cuando la representación parlamentaria no refleja fielmente la voluntad ciudadana expresada en las urnas.
Fuente de la Información: El Tribuno