Adiós al trajinar de expedientes: cómo otros países agilizaron la justicia
24/05/2018. Noticias sobre Justicia > Noticias de Salta
Mientras que en Chile apostaron al sistema acusatorio en el fuero penal, en Costa Rica digitalizaron los procesos; la Argentina aún no logró romper con la burocracia
ron Schvartzman, campeón argentino de ajedrez, cobró en octubre del año 2012 un juicio por reajuste de haberes jubilatorios. Fue una partida judicial que duró cinco años y el ajedrecista ganó a la edad de 103. Murió dos meses después.
Su caso es apenas una muestra de lo que sucede en la Argentina. En Comodoro Py, el 90% de las causas de corrupción no llegaron a procesamiento. Y la más importante de la historia reciente, la del atentado contra la AMIA, sigue impune.
La justicia lenta que, por lenta, deja de ser justa fue, durante el siglo XX, un problema para buena parte de América Latina, heredera de Europa continental y de sus sistemas judiciales escritos y señoriales. Con el cambio de milenio, países como Chile, Uruguay y México encararon reformas judiciales hacia sistemas orales ágiles, con casos que se resuelven en un puñado de audiencias, un modelo más cercano a la idea que dejan las películas de Holly-wood. Ese cambio aún no llegó con fuerza a la Argentina, donde recién se ven los primeros avances.
El pasaje de un sistema inquisitivo, donde el juez investiga y resuelve, a uno acusatorio donde la pesquisa conducida por los fiscales (como impulsó Chile en el fuero penal, y Uruguay en el fuero civil); la oralidad de los procesos con el abandono de los elefantiásicos expedientes escritos; la digitalización de los procesos (como hizo, por ejemplo, Costa Rica con el programa "Hacia Cero Papel"); la instauración de oficinas judiciales que administren las tareas y les quiten burocracia a los juzgados (como experimentó Estados Unidos con el caseflow management); y el régimen del arrepentido cuando se trata de delitos complejos (como demostraron Brasil y Perú) son algunas de las soluciones que, con variantes, instauraron los países del continente para dinamizar sus sistemas judiciales.
La Argentina aún debe romper con el statu quo. "Se requiere un cambio cultural muy profundo", señaló el ministro de Justicia de la Nación Germán Garavano .
Chile fue un faro para la región, con lo que bautizaron allí como la "reforma del siglo". Empezó en 2001 y demoró unos siete años: se trató de una profunda reforma procesal que dio paso a un sistema acusatorio y oral en el fuero penal.
El nuevo sistema entró en vigencia por regiones, en cuatro etapas. El debut fue a las 9 del 21 de marzo de 2001, en La Serena. Cristián Cenzano había escapado con un botín de dos botellas de gaseosa del comercio de Ana Luisa Cisternas. Tras seis horas de juicio y otras dos y media de deliberación, el tribunal fijó una pena de 301 días de cárcel por el delito de amenazas.
Así, con los fiscales como protagonistas, en Chile los casos avanzan en audiencias por la controversia entre las partes, y el juez decide de inmediato de acuerdo con lo que vio. "Las audiencias orales tienen el beneficio de que los ciudadanos ven la Justicia funcionando delante de sus ojos, y es un paliativo para esa sensación de impunidad que hay en la sociedad", dijo Marcelo Octavio de Jesús, expresidente del Foro de Estudios sobre la Administración de Justicia.
Chile logró invertir la ecuación: desde 2007 son más las causas penales resueltas por año que las que se inician. Además de resolver más casos, el sistema demostró que podía hacerlo en mucho menos tiempo: un 60%, según cifras oficiales.
Otro espejo interesante para la Argentina es México , un ejemplo de país federal que cambió la forma de impartir Justicia en lo que Enrique Peña Nieto bautizó como "la transformación jurídica más trascendente de los últimos 100 años". Allí los procesos tienen tres etapas: una preliminar o de investigación en manos de los fiscales, una "etapa intermedia" donde el fiscal y el defensor exhiben las pruebas ante un juez, y una de juicio, donde un tribunal dicta su veredicto. El sistema mexicano incluye la posibilidad de acudir a una "Justicia alternativa", diseñada para lograr acuerdos entre las partes y evitar un juicio oral.
Con el llamado Código General del Proceso (CGP), Uruguay fue pionero en materia civil, comercial, laboral, de familia y tributaria. La estructura procesal se basa en las audiencias orales para las instancias de conciliación y la producción de prueba. "El sistema moraliza el proceso evitando conductas desleales y dilatorias", señala el profesor de la Universidad de Montevideo Santiago Pereira Campos, en un reporte confeccionado para el Centro de Estudios de Justicia de las Américas (CEJA), un organismo internacional creado en 1999 para los países de la Organización de los Estados Americanos (OEA) que iniciaron reformas a sus sistemas judiciales.
En la Argentina, en el fuero civil, nacional la oralización de los procesos llegó a buena parte de los juzgados de 16 provincias. En el fuero penal, en cambio, la reforma procesal es un proyecto que tiene media sanción en el Senado y que se empezaría a implementar en Salta a fin de año.
La situación en la Argentina Crédito: Emiliano Lasalvia
En Comodoro Py, donde se investigan los casos de mayor gravedad institucional, el modelo aún es el inquisitivo, con el juez como participante activo de la pesquisa. Los procesos tienen una etapa de instrucción escrita, en la que el magistrado y el fiscal engrosan la investigación, que se puede extender varios años antes de la elevación a juicio oral. El expediente acumula decenas de cuerpos que pasean en carretilla por Comodoro Py y permite varias instancias de apelación. Es tierra fértil para artilugios dilatorios de los abogados o, incluso, para que los tiempos políticos se mezclen en el proceso.
Así, las causas pueden avanzar con ritmo o dormir el sueño de los justos: de acuerdo con una auditoría del Consejo de la Magistratura, los casos de corrupción tuvieron una instrucción, en promedio, de dos años y nueve meses, pero causas de gran sensibilidad política llegaron a superar los 10 años de trámite. Solo después de la instrucción llega el juicio oral y público frente a un tribunal. Son uno o dos años más. El pase súbito al sistema acusatorio genera ciertos reparos entre los magistrados. "Hay cierta resistencia porque primero hay que fortalecer al Ministerio Público Fiscal, ya que el juez pasa a ser un tercero, solo de garantías", consideró Luis María Cabral, vicepresidente del Consejo de la Magistratura y representante de los jueces en ese cuerpo colegiado.
Consideró que hay otros aspectos para dinamizar, como la desformalización de la etapa de instrucción. "En la Argentina aún hay que fortalecer algo tan básico como la conectividad de la Justicia", dijo Cabral.
Miguel Piedecasas, presidente del Consejo de la Magistratura, resaltó: "El control de gestión es una herramienta que permite mejorar el sistema de Justicia e implica un sinceramiento de los tiempos judiciales".
En la Argentina, de acuerdo con una encuesta del Ministerio de Justicia, el 88% de los ciudadanos no cree en la Justicia penal. "Jueces, pongan huevos como el juez Moro, hagan Justicia", fue uno de los carteles que llegó a la puerta de Comodoro Py el mes pasado durante una marcha. Hacía referencia al magistrado de Curitiba que comandó la operación Lava Jato, con un equipo de fiscales y policías fortalecido que dinamizó la investigación.
LA NACION