Procesaron al ex camarista federal Hugo Mezzena por delitos de lesa humanidad
16/08/2020. Noticias sobre Justicia > Noticias de Argentina
El procesamiento fue dictado por el juez federal, Miguel Medina, quien también procesó al ex fiscal, Mariano Wenceslao Cardozo y Néstor Eduardo Meyer, todo por hechos cometidos en la provincia de Jujuy en perjuicio de 88 víctimas.
Hugo Mezzena, tras su actuación como defensor y luego juez subrogante en la Justicia Federal jujeña, desembarcó en nuestra ciudad para integrar la Cámara Federal de Apelaciones junto a Ricardo Falú y Ricardo Lona, éste último ya condenado por delitos de lesa humanidad.
Medina, quien actuó como subrogante del Juzgado Federal 2 de Jujuy, procesó a Mezzena por 21 hechos de incumplimiento de los deberes de funcionario público; por la omisión de promover la persecución y represión de los delincuentes en 26 hechos, por cometer 18 hechos de prevaricato y por el delito de omisión, retardo o negativa de hacer cesar una detención ilegal o dar cuenta de ella en 6 hechos. También se le adjudica la participación secundaria en las privaciones ilegales de la libertad agravada en 76 personas y agravada por ser superior a un mes hacia una persona, en 13 homicidios calificados, en las torturas a cinco personas, en dos hechos de amenaza, en 15 allanamientos ilegales y en 7 hechos de violación de domicilio.
En su resolución, Medina argumentó que el plan de "lucha contra la subversión" -tal la denominación que dio la dictadura al plan criminal- implicó, por un lado, la represión de la población civil, el secuestro y la tortura, pero por otro lado se valió de la impunidad por parte de los magistrados del Poder Judicial, quienes "exhibieron una disposición negativa a asumir la problemática de los secuestros y asesinatos, realizando las gestiones necesarias para dar con el paradero de las víctimas o esclarecer los hechos". Todo esto en consonancia con la requisitoria de la fiscalía, representada por el fiscal general Carlos Amad, quien sostuvo que los ex magistrados incumplieron con sus deberes de funcionarios públicos, dieron visos de legalidad a las detenciones ilegales, archivaron las denuncias por secuestros, homicidios y torturas, impulsaron causas que tenían como imputados a las víctimas y rechazaron los habeas corpus, que se interpusieron durante esa época en beneficio de las personas que incluso hoy permanecen desaparecidas. Cabe recordar que Mezzena fue defensor oficial entre el 14 de agosto de 1975 y el 10 de octubre de 1984, y dentro de ese período se desempeñó como juez federal subrogante entre el 12 de mayo de 1976 y el 10 de enero de 1977. Cardozo, en tanto, fue procurador fiscal entre el 5 de enero de 1977 y el 8 de marzo de 1985. Y Meyer fue juez federal de Jujuy entre octubre de 1974 y mayo de 1976.
El terrorismo de Estado contó con el silencio de los ex jueces
Al referirse a los procesados, entre ellos Mezzena, el juez Medina resaltó que los ex magistrados fueron parte de un sector del Poder Judicial que cumplió un papel fundamental para que pudiera ejecutarse de manera efectiva el plan clandestino de represión: "En el caso del Poder Judicial en particular, tanto provincial como federal, la falta de disposición para hacerse cargo de la problemática de los secuestros y asesinatos se tradujo en una serie de conductas que la evidenciaban".
Uno de los delitos que destaca en el fallo tiene que ver con el comportamiento de los ex magistrados en cuanto a los habeas corpus interpuestos por las personas desaparecidas.
Señaló que el recurso de amparo a la libertad individual se volvió ineficaz durante la dictadura debido a que los familiares de quienes estaban privados de libertad tenían dificultades para presentar sus pedidos o no recibían respuesta, o directamente el juez se los rechazaba.
Entre otras consideraciones, el juez Medina indico que: "Se advierte que la desprotección en la que quedaron inmersos los perseguidos políticos cumplió una función de prevención general en sentido negativo o intimidatorio, consistente en que la población en su conjunto se sintiera inerme frente a un poder omnímodo que necesitaba, a los fines de ejecutar su política represiva, del convencimiento general de que nada ni nadie podría torcer el curso de los acontecimientos prefijados. Pues bien, esto no habría sido posible sin la colaboración de algunos jueces y fiscales silentes".
Fuente de la Información: Nuevo Diario