"Tras 2001, fracasó la democracia de partidos y se impuso el personalismo"
27/08/2014. Noticias sobre Justicia > Noticias de Argentina
El ministro de la Corte Suprema, Juan Carlos Maqueda se quejó por la persistencia del presidencialismo y del fracaso de la figura del jefe de Gabinete.
En su condición de ex convencional constituyente de 1994, el ministro de la Corte Juan Carlos Maqueda consideró que la reforma de la Constitución fracasó en los objetivos políticos: Poner límite al sistema presidencialista cesarista exacerbado a través del jefe de Gabinete, y hacer una democracia representativa con eje en partidos políticos con rango constitucional.
El siguiente es un resumen del diálogo con El Cronista:
¿Cuál es su balance de la reforma constitucional de 1994?
El déficit más claro fue no haber logrado la atenuación del presidencialismo, que era el objetivo central. Los convencionales constituyentes que estuvimos en Santa Fe hace 20 años nos proponíamos limitar nuestro sistema presidencialista cesarista exacerbado, introduciendo algunos rasgos parlamentarios. En ese sentido, la primera institución que fracasó fue la del jefe de Gabinete, que debía ser un ámbito de diálogo permanente, no sólo con la mayoría, sino con las minorías que integran el Congreso nacional.
Un tema polémico son los decretos de necesidad y urgencia...
Ha habido un abuso de los DNU, sin que existiera ninguna necesidad, porque los presidentes tenían mayoría en las cámaras del Congreso. Lo mismo ocurrió con la delegación legislativa del Congreso en el Presidente de la Nación. Esos abusos no han tenido otro freno que los fallos de la Corte Suprema.
¿Qué pasó con el federalismo?
El otro gran capítulo ha quedado trunco. La Ley de Coparticipación que tenemos data de 1988 y ningún gobierno intentó negociar la nueva con rango constitucional. Y seguimos teniendo un Banco Central, en lugar de un Banco Federal, como manda la Constitución.
¿Y con los partidos políticos?
La tercer gran frustración. Los partidos políticos los pensamos los constituyentes de 1994 como el eje de la democracia representativa, y pensamos que a su alrededor iba a girar la nueva organización de la Nación. Pero después de la implosión del 2001, los partidos no se volvieron a estructurar más en la Argentina. Hoy hay un gran personalismo. No hay vida interna, no hay formación de dirigentes. También se crearon dos instituciones de democracia semidirecta: la consulta y la incitativa popular, y no fueron usadas.
¿Cómo resultó la incorporación de los tratados internaciona les con rango constitucional?
Es la parte positiva del balance. Como no se podía reformar la primera parte, por el Pacto de Olivos, se incorporaron los tratados de derechos humanos. Esto ha permitido el avance de la Justicia. Y hay que agregar los nuevos derechos, como el derecho al ambiente, los de los pueblos originarios, que vienen avanzando en sentencias de la Corte.
¿Y en materia judicial?
Es positivo el resultado de la incorporación de los instrumentos del artículo 43: el habeas corpus, el habeas data, el amparo individual y el amparo colectivo. Otro tema que ha funcionado muy bien es la independencia del Ministerio Público, que antes dependía del Poder Judicial.
Ahora depende del Poder Ejecutivo...
Esto es una opinión política, depende de la persona que ocupa el cargo en este momento, pero en los últimos 20 años no ha sido así. Otra institución importante ha sido la Auditoría de la Nación en manos de la oposición y el Defensor del Pueblo, que durante mucho tiempo funcionó bien, y ahora está vacante por falta de propuesta.
¿Y el Consejo de la Magistratura?
Lamentablemente ha sido manipulado, tanto por el Poder Ejecutivo como por el Congreso. Y esto le ha quitado mucha fuerza. Tenía un rol muy importante que cumplir.
Fuente: El Cronista